Para quedarte con la boca abierta.
Así es como nos quedamos nosotros el día que conocimos el Moratín. Nada más entrar, ya el local nos dejó maravillados: un sitio pequeñito, con pocas mesas y precioso, muy acogedor, con mucho estilo, esos lugares en los que te gusta estar. Lo siguiente que nos llamó la atención fue la amabilidad de los dos camareros que nos atendieron (uno de ellos era el dueño): nos explicaron los platos de la carta, nos recomendaron muy bien y nos hicieron sentir muy a gusto. La carta de comida no es muy extensa ya que prefieren que prime la calidad sobre la variedad. Todos los pescados son frescos del día, comprados en el mercado cada mañana. El salmón lo marinan durante horas con mucho cariño y el resultado es espectacular, se deshace en la boca. Y el corte del steak tartar lo bordan. Pedimos de entrada el timbal de tronco de bonito con pimientos asados y patata templada (cuando la materia prima es buena, no hace falta nada más: un plato sencillo y exquisito). De segundo, el pollo de corral asado al albariño con sus patatas (riquísimo, sabía a Navidad en casa) y steak tartar (muy abundante y de calidad excepcional). De postre, el coulant de yuzu (espectacular). Hemos probado también los puerros confitados con romescu, los corazones de alcachofa con escamas de sal cecina (fuera de carta) y el mi-cuit de rape con habitas salteadas. Todo exquisito, no te equivocas con ningún plato. Los precios de la carta también son para dejarte con la boca abierta: no hay ningún plato en la carta de más de 13 EUR. El dueño, encantador, sencillo y super amable, nos recomendó un vino espectacular: Seis Quintas Martúe (Douro, Portugal). La carta de vinos es excepcional: vinos muy escogidos, pequeñas joyas a muy buen precio. No le podemos poner ningún "pero", todo fue perfecto (el local, la comida, el vino, el precio y el servicio). Simplemente un 10.
Moratín Vinoteca Bistrot
Calle Moratín 36 (metro Antón Martín)
91 127 60 85