Este recorrido se puede hacer en un mañana.
Cuando en en el siglo XVIII, Felipe V, el primer Borbón de España, llega a Madrid, se encuentra con una ciudad de calles estrechas, repleta de iglesias y sobrios palacios. A partir de entonces los reyes emprenden una serie de reformas urbanísticas para adaptar la imagen de la ciudad al gusto de las cortes europeas: fuentes, jardines, arcos monumentales y el nuevo Palacio Real cambian la fisonomía de la ciudad. Especialmente Carlos III desarrolló un plan de mejoras urbanísticas que incluía el trazado de un nuevo alcantarillado y la apertura de varios espacios para la divulgación de la cultura.
El Madrid de los Borbones se abre paso entorno al Paseo del Prado. En el siglo XVII la aristocracia había elegido esta zona de la ciudad para construir sus residencias suburbanas. El Palacio del Buen Retiro, levantado entonces, fue el primer paso para convertir esta zona de Madrid en la parte más elegante de la capital, pero hasta la llegada de la dinastía de los Borbones, en el siglo XVIII, el Prado no alcanzó la monumentalidad que lo caracteriza.
Comenzamos nuestro recorrido en la Puerta del Sol para ir hacia la calle Alcalá. Allí nos encontramos con la Real Casa de Aduanas (siglo XVIII, actual sede del Ministerio de Economía y Hacienda) y la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (palacio construido por Churriguera en el siglo XVIII y que actualmente alberga importantes colecciones de arte). Al lado de encuentra el Casino de Madrid (nació como un espacio reservado al esparcimiento de las clases altas de finales del siglo XIX, comienzos del XX). En la confluencia de la calle Alcalá con Sevilla está el Palacio de la Equitativa (o Edificio del Banco Español de Crédito). A finales del siglo XIX este tramo de la calle de Alcalá se considera popularmente "la calle de los banqueros". La vida social se centraba en aquella época en los cafés de tertulia cercanos, entre ellos el vecino café Lhardy. Nuestro recorrido se sale momentáneamente de la calle Alcalá hacia la calle Sevilla para llegar a la Plaza de Canalejas (antiguamente era conocida como la Plaza de las Cuatro Calles ya que en ella confluyen la Carrera de San Jerónimo y las calles de la Cruz, Sevilla y Príncipe). Algunas de las construcciones más emblemáticas de esta plaza son: el edificio del antiguo Banco Hispano Americano (hoy Grupo Santander), el edificio conocido como Casa de Allende (con un mirador en madera de estilo cántabro, único en Madrid) y el edificio Meneses.
Volvemos a la calle Alcalá y en la esquina con Gran Vía, está el conocidísimo edificio Metrópolis (contruido a principios del siglo XX como sede de una compañía de seguros. Se considera que marca el comienzo de la Gran Vía). Enfrente de este edificio nos encontramos con la Iglesia de San José, obra maestra del barroco del siglo XVIII. Aprovechamos que, al comienzo de la Gran Vía, enfrente de la Iglesia de San José, está el hotel Ada Palace donde no podemos dejar de tomarnos una cerveza en su terraza disfrutando de una de las mejores vistas de Madrid (si hace buen tiempo). Después de esta parada, merece la pena continuar por la calle Infantas y girar a la izquierda para asomarnos a la calle de la Reina. Llama la atención los edificios tan imponentes que hay en esta calle y es que se construyeron pensando que la Gran Vía iba a pasar por aquí. Volviendo a la calle Infantas, giramos a la derecha y llegamos a la preciosa Plaza del Rey donde está la bonita Casa de las Siete Chimeneas (del siglo XVI y actual sede del Ministerio de Cultura). Si el tiempo no nos ha permitido tomarnos una cerveza en la terraza del hotel Ada Palace, ahora es el momento de probar la castiza cerveza Cibeles en la Taberna La Revolotosa. De la Plaza del Rey salimos por la calle Barquillo de nuevo a la calle Alcalá y justo en esa esquina nos encontramos el edificio de las Cariátides (fue construido a principios del siglo XX como sede de la sucursal del Banco Español de Río de la Plata. Se llama así por sus cuatro cariátides (columnas en forma de mujer) situadas a ambos lados de la entrada principal del edificio. Actualmente es la sede del Instituto Cervantes).
Atravesamos la Plaza de Cibeles y seguimos subiendo por la calle Alcalá para llegar a la Plaza de la Independencia donde está uno de los emblemas de Madrid: la Puerta de Alcalá. La Puerta de Alcalá es una de las cinco antiguas puertas reales que daban acceso a Madrid. Fue construida por mandato de Carlos III en sustitución de otra puerta anterior que existía ya desde el siglo XVI. Su originalidad consiste en ser el primer arco de triunfo construido en Europa tras la caída del Imperio Romano, siendo precursor de otros como el Arco de Triunfo de París y la Puerta de Brandenburgo en Berlín. La Puerta de Alcalá muestra decoraciones en sus dos lados ligeramente diferentes, dependiendo de si el lado observado es el interior o el exterior. El lado exterior mira al este y es considerado así debido a que era el lado que veía un viajante que accede a la ciudad, por el contrario la cara oeste o lado interior es la que ve una persona que abandona la ciudad. Nuestro recorrido termina aquí, mirando la Puerta de Alcalá.
Como este recorrido puede llevarnos una mañana, os recomendamos comer en uno de los siguientes restaurantes de la zona (ver las críticas en nuestra sección de "Restaurantes"):
El Original
Ex Libris
El Inca
Taj.